Neil Hilborn y su poema de amor compulsivo
Neil Hilborn y su poema de amor compulsivo, se me ha clavado en los ojos y en la garganta como un buen licor: conmovedor, abrasador, sublime. Dolor, amor, amor compulsivo y dolor. Amor. Aunque ya no exista ese amor, aunque la persona ya no te sonría y esté lejos amando a otros. Y no a ti. Y tú te quedas con todo el dolor, y el amor y la compulsión... Lo he entendido todo. Me ha llegado hasta el alma. Es la única manera que tienen los poemas de quedarse dentro, de no escaparse en un bostezo por las costuras de lo cotidiano. Ah, y verle recitar su amor compulsivo, su inmensa desesperación, ha sido la estocada final para mi sensibilidad. Ahí te quedas, Neil Hilborn, con tu poema humeante y vivo, en lo más profundo de mi cerebro. Apagando y encendiendo luces, intentando sobrevivir a ese amor descomunal que queda como una compulsión soberbia y triste, magnífica e inmortal.
He descubierto también su cuenta de Twitter:
https://twitter.com/Neilicorn
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Un abrazo.
Besotes.