Laberinto (dentro del)

He caminado por el laberinto de las espinas. Y sigo en él. Ahora estoy quieta mientras la rueda gira. Bola de cristal roto que rueda y rueda sin fortuna y sin sentido. Tengo los pies atados. Las manos en carne viva de intentar aferrarme a los bordes de la nada. Doy la vuelta sobre mi misma y caigo en espiral sobre mis propios miedos. Son miedos pequeños comos piedrecitas del camino en los zapatos. Piso fuerte y siento como se laceran mis dedos, la planta de mis pies. La sangre brota lentamente y me recuerda lo efímero del dolor. Lo solemne. Lo absurdo. Saboreo el daño. Me recreo. Y piso más fuerte. Las piedras se instalan bajo la piel. Para que nunca olvide. No olvido. Ya no.

Espantoso laberinto. Monumento a mi fracaso. Palacio de mi desgracia. Seré la reina perdida, la silenciada. Pero seré LA REINA de mi desdicha. No me doblegaré a nadie, ni al dolor de otros. Sólo al mío. Seré la valerosa guerrera que afronta los peligros. Seré lo que quiera ser mientras las piedras de mis pies me recuerden lo que soy en el fondo. No perder de vista mi esencia. Nunca. Jamás.

¿Quieres visitar mi reino? Para entrar sólo te pediré una cosa. Tus ojos... Son tan bonitos, tan nuevos, te los cambio por estrellas pintadas, por promesas húmedas y suaves como besos de puntillas. Si te vienes a mi laberinto te perderás conmigo y en mi. Si te cansas o te arrepientes te devolveré tus ojos. Te lo prometo. Aunque te advierto, me encantan los juegos y puede que esto no sea más que un pasatiempo. El laberinto es un buen lugar para esconderse... ya puedes entrar. Mi dolor te espera con fuegos de artificio. No saldrás defraudado. 
Ven.

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