Escaleras

La casa era pequeña, como un laberinto de arena en una botella. Las cosas siempre estaban por en medio, todo nos molestada. Tú subías las escaleras descalzo y te escondías en los armarios de la ropa blanca a leer poemas de Anne Sexton y a suspirar con cosas que ya no estaban allí. Yo salía al diminuto jardín a regar las plantas, a cazar mosquitos y a beber lentamente cervezas frías que nunca me emborrachaban. Por la noche subía las escaleras para verte, quería darte un beso y rozarme las mejillas con tu barba de dos días. Pero a veces no te encontraba en el minúsculo piso. Habíamos creado universos paralelos y en esos espacios ilimitados nos sentíamos demasiado cómodos como para buscarnos de verdad.

Había demasiadas escaleras que no iban a dar a ningún sitio.

Escaleras que eran como un laberinto.

Y allí seguimos, perdidos, para siempre. Hasta que uno de nostros encuentre en centro. O la salida...



Comentarios

BLUEKITTY ha dicho que…
Por qué esos instantes eternos cuando dos se encuentran son sólo momentos? no pueden ser eternos? bueno, los son, pero en nuestra memoria, no en la realidad. Eso me jode mucho.
Anónimo ha dicho que…
Convivencia chunga en estado puro. Qué recuerdos.

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