La pecera
(Fragmento I)
Mis padres son hermosos. Muy hermosos y falibles. Viven sus vidas extrañas y preciosas. Sus burbujas de aire casi azul. En su casa, que ya no es la mía, viven mi padre y mi madre encerrados con una sonrisa pintada en los labios. Se pelean mis padres, con amor, con mucha ternura. Se escupen mis padres, con delicadeza, casi con un toque de dulce ironía. Mi madre entra en perfectas espirales concéntricas y no sale jamás. Mi padre, silencioso, la ama tanto que nunca moverá un dedo por sacarla de allí. Y así año tras año, mis padres tejen su red de besos y fracasos. Y nosotras, sus hijas, miramos. Ya no podemos intervenir. Es cómo mirar una pecera llena de hermosos peces tropicales y saber que el agua está muy caliente, ardiente como lava, y que es mejor no meter la mano, porque pueden ser pirañas esperando nuevos manjares. Mis padres se devoran. Es una curiosa forma de amar. Cada día los amo más y sé que no puedo intervenir en esa pecera. Por eso, a veces, siento una tristeza líquida que me empaña la mirada. Comprender eso es muy duro. El dolor también es una forma de amor.
(...Más fragmentos de la pecera...)
Mis padres son hermosos. Muy hermosos y falibles. Viven sus vidas extrañas y preciosas. Sus burbujas de aire casi azul. En su casa, que ya no es la mía, viven mi padre y mi madre encerrados con una sonrisa pintada en los labios. Se pelean mis padres, con amor, con mucha ternura. Se escupen mis padres, con delicadeza, casi con un toque de dulce ironía. Mi madre entra en perfectas espirales concéntricas y no sale jamás. Mi padre, silencioso, la ama tanto que nunca moverá un dedo por sacarla de allí. Y así año tras año, mis padres tejen su red de besos y fracasos. Y nosotras, sus hijas, miramos. Ya no podemos intervenir. Es cómo mirar una pecera llena de hermosos peces tropicales y saber que el agua está muy caliente, ardiente como lava, y que es mejor no meter la mano, porque pueden ser pirañas esperando nuevos manjares. Mis padres se devoran. Es una curiosa forma de amar. Cada día los amo más y sé que no puedo intervenir en esa pecera. Por eso, a veces, siento una tristeza líquida que me empaña la mirada. Comprender eso es muy duro. El dolor también es una forma de amor.
(...Más fragmentos de la pecera...)
Comentarios
Mis padres también se amaban, muy a su manera, a veces como ángeles alados, de una forma celestial...y otras, con uñas y dientes...
Son formas de amar, sabes? a veces el amor también debe doler porque en cada abrazo de vuelta, de reconciliación, se sublimiza.
Llegué desde el blog de Belén, me ha gustado.
És un dels millor textos que t'he llegit. La metàfora de la peixera, el dolor com a forma d'estimar...
La xarxa de petons i fracassos...
ptons
Haces bien en no meter la mano en la pecera hija mía... cada uno que se limpie su agua :)
Guapa!
besos!
Besos
Luego los veo......y me pregunto cómo se toparon estos seres a medias (como todos).....y en su manera disfuncional intentan completarse.....y así llegarán como mis abuelos hace poco, a su aniversario 63......
Hasta el 2008!.
Y los que vienen también lo serán.
darse cuenta de que los padres son falibles es, quizás, uno de los aprndizajes más duros de esta vida.